
Algún día fuimos un gran Equipo. Una verdad, una familia. Nacidos como Uno, nos dividimos. Tribus, facciones, clanes, naciones, religiones, ideologías, ejércitos. Mi Dios frente a tu Dios. Mi verdad contra la tuya. Nos matamos los unos a los otros en una proporción incalculable. Dejamos de escucharnos, dejamos de vernos a nosotros mismos en los ojos de los demás. Caímos en el engaño. Nos hicimos devotos de la creencia.
Algunos de nosotros estamos ahora despertando. Una familia de nuevo; un Equipo. Reconociéndonos a nosotros mismos y a los demás como presencia; no varias presencias, sino una. Sin religión, sin linajes. Diferencias, sí; pero no una separación esencial. Celebrando nuestra diversidad, recordando nuestra naturaleza compartida.
A medida que la ilusión se intensifica, también lo hace el llamado al despertar. A medida que las sombras gritan más fuerte y se hacen más oscuras, la fuente de luz se hace más evidente, más clara. La oscuridad es sólo una invitación para que entre la luz. A medida que el ego muere, ruge.
Dos no pueden convertirse en uno, por supuesto, pero Uno puede recordar que jamás hubo dos.
Quizás aún tengamos una oportunidad, amor mío.
- Jeff Foster
No hay comentarios:
Publicar un comentario